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viernes, 12 de febrero de 2010

UN DIA CAMPERO

Todos hemos ido alguna vez, con amigos, o con la familia, de excursión al campo. En las películas americanas y en la televisión, un día de campo es una maravilla, el conocido picnic inglés es uno de esos mitos campestres. Pero aquí , en la vida real no es así.

Un día de campo con los amigos suele empezar con la preparación de la mochila, con sus bocatas, sus bebidas y otras cosas, como las gominolas o las bolsas de patatas que al final acaban dejando el campo como la puerta de un kiosco. Al principio todo empieza con el dilema “ ¿qué llevamos de bebida?”, una botella de agua , una lata de cocacola, al final las dos cosas. Luego que si la botella se calienta mucho, que si la lata mejor, la mochila acaba cayendo al suelo y todos los bocadillos, las patatas, las gominolas...llenas de cocacola, la mochila chorreando y tú sin comida para todo el feliz día de campo.

Se suele salir tempranito para que no te pille el calor, a la gente le encantan las excursiones en bici, y es divertidísimo cuando se te pincha una rueda, y tienes que pararte en medio de un camino, bien embarrado, para coger la bici y arreglarla. También puedes ir andando, intentando alcanzar al primero con la lengua fuera; para que, la hora de comer sea para ti una bendición .Por fin te sientas en el cómodo sillón, que es el campo , a ver el paisaje, con una piedra clavada en el trasero y todo el pantalón lleno de abrojos. La otra opción es una de esas excursiones que empieza en coche. Si vives en una de esas ciudades grandes , empiezas a conducir para encontrar el campo más bonito para ese día tan especial y sigues conduciendo y conduciendo.....y cuando quieres bajarte del coche te tienes que volver a casa y el único paisaje que has visto ha sido la parte trasera del coche de delante.

Siguiendo con el magnífico día de sol y campo, paseamos y paseamos hasta encontrar la montaña más alta con la vista más bonita, donde el calor y el sol se han acabado ya. No te vale la chaquetita que habías traído para por la mañana, y, helado de frío, te sientas apoyado en un árbol llenito de resina con tu plumas de montañero experto y con un colonia de hormigas rojas que te acompañaran todo el día hasta cuando llegues a la ducha de tu casa. Si es muy duro para ti subir a la montaña, busca uno de esos prados verdes como los típicos asturianos. Cuando encuentres el sitio ideal, y te sientes , lo mejor que te puede pasar es que el trasero se te moje, pero ya lo más natural de todo ,será cuando un metro más allá encuentres una escultura natural , excrementos de vaca, que va ha hacer que tu tortilla se llene de mosquitos.

A pesar de todas las complicaciones que puedan surgir; Las vistas , el aire y el sol, al fin y al cabo hacen que las aventuras vividas se hagan muy especiales y que acabes repitiendo, pero al día siguiente de llegar a casa lo único que piensas es......”el próximo día vamos a la playa”

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